En todas las áreas de mi vida, me costaba poner límites, decir que no y dar mi opinión, por el miedo al qué dirán, por el miedo a caer mal, por el miedo a que me dejasen sola. Siempre esquivando el conflicto, evitando el problema a costa de dejar de ser yo para ser aquella que a los demás,según yo pensaba, les gustaría más. 

¿Te ha pasado alguna vez lo mismo? o ¿te has sentido rechazada, abandonada, manipulada y has dejado de ser tú? 

En mi caso, dentro de mí, siempre he sido valiente y tuve que conectar conmigo misma, con mi interior, para recordar mi esencia y empezar a ser quién siempre he querido y hacer todo lo que siempre he querido hacer.

CÓMO SIENTO QUE NECESITO UN CAMBIO

Todo comienza, cuando a mis 40 años toco fondo. Cuando me sorprendo un día, llorando en mi cuarto, sintiendo que no era feliz. 

Me encontré pensando si debía conformarme con la situación que estaba viviendo, o si por otro lado, podría plantear un cambio en mi vida, para mejorarla. 

Mi sensación era que me sentía madre, enfermera, chofer, cocinera, esposa, psicóloga… pero no me sentía mujer y además no sabía quién era yo realmente. Había perdido mi identidad y olvidado las cosas que me gustaban hacer. 

Me di cuenta de que en realidad estaba sobreviviendo, en lugar de estar disfrutando de mi vida. Algo en mi interior me dijo entonces que tenía que cambiar. Sin saber ni quién era, busqué la manera de mejorar y cambiar mi vida. Tardé mucho tiempo en encontrar mi camino ya que al principio al estar sola, sin alguien capacitado que me guiara, no sabía qué tenía que cambiar.

Al principio probé realizar cambios a nivel exterior, pero no sirvieron de nada. 

De repente un día alguien me habló de la espiritualidad, y del crecimiento personal. Me llamó la atención, y me puse a investigar acerca de cómo podía beneficiarme el entrar en contacto con esa evolución personal. 

Aquí es cuando empieza mi viaje de transformación. 

¿QUÉ CONSIGO CON ESTE TRABAJO INTERIOR Y QUÉ PUEDES CONSEGUIR TÚ TAMBIÉN?

Reconocerme, verme, aceptar cualidades que me pertenecen y benefician mi vida que en su día escondí por temor.

Aceptar aquellas partes de mí que no me gustan tanto, pero que abrazo porque me pertenecen.

He conseguido SER desde la adulta, aprender a quererme, a aceptarme con mis virtudes y mis defectos. A priori puede parecer una bobada, pero es tan importante verse, saber quienes somos. Esto es lo que va a elevar tu autoestima.

Cuando hablo de conocerse, me refiero a saber realmente cual es nuestra esencia, nuestros valores, nuestras virtudes, nuestras cualidades, nuestras sombras. Saber cómo actuamos ante las distintas situaciones de la vida, saber cuales son nuestros recursos. A saber reconocer nuestras emociones, nuestros límites, nuestros bloqueos y miedos para poder abrazarlos y trascenderlos.

¿Crees que te conoces? ¿Te sientes en proceso de superación?

Cuando hablo de conocerse, me refiero a saber realmente cual es tu esencia, tus valores, tus virtudes, tus cualidades, tus sombras.

Saber cómo actuas ante las distintas situaciones de la vida, saber cuales son tus recursos. A saber reconocer tus emociones, tus límites, tus bloqueos y miedos para poder abrazarlos y trascenderlos.

A través de este trabajo personal, en concreto por un curso que hice, conecté con la energía de la Diosa Isis. Sentir la energía de luz y amor, de la madre Isis me ayudó muchísimo. Isis forma parte de las herramientas que yo he usado y uso como mujer para conectar con mi energía femenina, con mi ser y empoderarme.

Pero también para ayudarte a ti. A través de su energía, canalizo parte de mis trabajos, ya que Isis, es la  madre y la Diosa, de la energía femenina.

Tras conseguir un estado de calma, de armonía de paz y equilibrio en mi vida, empiezo a hacerme consciente de que muchas mujeres están pasando por momentos similares a los que pasé yo.

Empiezo a percibir entonces que la mayoría de las personas en general:

-Vivimos ancladas en una vida “impuesta” que no nos convence.

-Carecemos de tiempo para dedicarnos ya que no nos damos importancia.

-Tenemos creencias limitantes que nos impiden ser quienes queremos ser.

-Sabemos que hay algo más, que nos puede ayudar, pero no sabemos qué es y tampoco tenemos tiempo para entender qué nos pasa, y preferimos seguir igual.

-Perdemos nuestra identidad al punto de no conocernos en absoluto.

-No somos honestas con nosotras mismas y tomamos decisiones incorrectas.

-Vivimos en la culpa y en la queja sin saber tomar responsabilidades.

-No sabemos poner límites ni darnos prioridad.

-No nos valoramos lo suficiente.

-Tenemos miedos que nos impiden realizar aquello que deseamos.

-No nos permitimos ser nosotras mismas.

-Vivimos en un círculo del que no somos capaces de salir.

Al pasar por todo esto y superarlo, comprendí que si a mí me habían enseñado las herramientas adecuadas, después de formarme y unido a mi condición natural de querer ayudar a los demás, mi misión era dedicarme a compartir todo aquello que me llevó a:

-Ser una mujer completa, a conocerme, a verme. 

-A recuperar mi esencia, a sentirme segura de mí misma.

-A creer en mí a recuperar mi poder personal.

Y a evolucionar y llegar a ser la mujer que soy hoy, segura, empoderada, equilibrada, manifestadora y dedicada a mi misión de vida.

Entendí entonces que para poder llegar al mayor número de personas, mi proyecto de vida, era formarme como terapeuta holística.